En una era en constante relación con la comunicación digital, redes sociales y buscadores en internet, es interesante preguntarse cuál es el precio que pagan las personas por ser parte del creciente mundo virtual. Actualmente, la información de los usuarios y empresas vale más de lo que se pudo predecir y resulta llevar a un escenario inédito. Una base de datos puede conocer cada uno de nuestros movimientos y gustos e incluso crearlos.
Ya no es noticia que los celulares conocen nuestra ubicación, datos a través de la aceptación de cookies e incluso nos escuchan. Sin embargo, no se trata únicamente de un feedback para perfeccionar los algoritmos de cada individuo o vender la información a diversas empresas. Hablamos de una incontrolable perdida de la privacidad tanto para personas físicas como jurídicas que pone en peligro la seguridad financiera y de la información de los negocios.
A medida que el ciberespacio crece y gran parte de la vida humana, empresarial y financiera sucede de manera digital, la idea de ciberseguridad también gana relevancia. La información es igualmente valiosa para los hackers y el mundo del ciberataque que se actualiza a gran velocidad. De acuerdo a la Unidad Fiscal Especializada en Ciberdelincuencia (UFECI) en Argentina se registró sólo en 2020 una suba del 70% de los delitos informáticos, lo que equivale a todos los delitos cometidos en los 5 años anteriores a la pandemia.
Frente al peligroso y desprotegido acceso a la información, nacen nuevas tecnologías contra el ciberataque. Una de ellas es Blockchain, que se traduce como cadena de bloques y plantea una enorme revolución. Su característica más novedosa es que básicamente elimina a los intermediarios. Esa cadena de bloques tiene un requisito importante: debe haber varios usuarios (nodos) que se encarguen de verificar esas transacciones para validarlas. Es decir que un usuario valida al otro y así las transacciones se van legitimando en cadena.
Blockchain pertenece a un conjunto de tecnologías que permiten llevar un registro seguro, descentralizado, sincronizado y distribuido de las operaciones digitales, sin necesidad de la intermediación de terceros. Los bloques enlazados cuentan con una marca de tiempo y los datos de la transacción imposibilitan el fraude con información que es pública. Quitar un eslabón de la cadena y poner otro en su lugar es, en la práctica, imposible.
La digitalización del último año ha puesto en evidencia la falta de herramientas y de educación para hacer frente a las amenazas en la Red. Es por ello que la idea de ciberseguridad crece rápidamente en el entorno empresarial digital. Según Retarus, empresa española que desarrolla servicios para la comunicación, un intercambio de información fiable y seguro es la base de todo proceso comercial.
Según un informe de Untangle, el 80% de las PYMEs están en estos momentos más protegidas que en 2020. Las empresas están implementando estrategias esenciales para afrontar los problemas de seguridad de red como lo es la herramienta Onboarding digital. La misma, contribuye a frenar los ciberdelitos y a afianzar la seguridad a través de actividades como la validación por rostro.
Una de las ventajas del Onboarding digital frente al ciberataque es la prueba de vida y validación biométrica. La misma, permite validar la identidad del cliente a través de fotos de su rostro y DNI. Entre sus características también se halla la autenticación del CBU procesando la verificación de la cuenta en entidades bancarias y comprobando la existencia y titularidad de la cuenta. De esta manera, se evitan múltiples hackeos y delitos financieros.
Actualmente, las IT (tecnologías de la información y la comunicación) se enfrentan a un gran desafío. El ámbito empresarial y financiero está atravesado por el desarrollo de diversas tecnologías que buscan combatir las amenazas de la información. Avances como Blockchain o la posibilidad de realizar identificación biométrica son algunas de las herramientas que llegan para proteger los datos y seguridad de toda empresa u organización.